jueves, 10 de diciembre de 2009

LA PALABRA DE DIOS Y EL CREYENTE - Por José Omar Telmo

“¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Mas que la miel a mi boca.” Salmo 119:103

¡Qué maravilloso libro es La Biblia! Es el libro de Dios. Ese libro es verdad infalible (significa que nunca decepciona, ni equivoca, ni engaña, por lo que es de total confianza y fidelidad).

La Biblia nos habla al corazón, nos dice cómo somos, descubre nuestro ser interior. Nos habla de ese mal llamado pecado pero también de la única solución: Jesucristo.

Escribió hace un tiempo el Dr. José Grau: «Sólo la Palabra de Dios posee el mensaje que nuestra época tiene necesidad de oír. Sólo la Biblia puede devolverle el equilibrio al ser humano, al darle la medida exacta del valor de su dignidad y de su trabajo creador, al mismo tiempo que le señala el camino realista de sus limitaciones y la manera de superarlas.»

¿Qué actitud asume un auténtico seguidor de Cristo respecto a La Biblia? Si tú lo eres, hay muy buenas noticias. He aquí algunas de ellas.

1- Puedo confiar totalmente en La Biblia.

El Espíritu Santo mismo atestigua a nuestra alma con su silencioso pero vital mensaje de que ella es La Palabra de Dios. Quien experimentó la obra de renovación espiritual (llamado en La Biblia nuevo nacimiento) posee este testimonio interno. Por nuestra parte y a modo distintivo, el Salmo 119: 1-2 y 5, nos indica la actitud correcta que debemos tener.

2- La Biblia tiene gran valor para mí.

Por varias razones, cada una de ellas válidas en sí mismas:

2.1- ella trabaja para mí, hace algo a mi favor. Por ejemplo, me anuncia el Evangelio.

2.2- ella me ayuda en toda circunstancia. Es portadora de promesas grandes.

2.3- ella es mi manual para la vida práctica. Saturada de instrucciones.beneficiosas.

3- Tres consejos para leer y estudiar tu Biblia.

Para crecer en la fe cristiana, es necesario leer y estudiar el texto bíblico. Cuando lo hagas, pregúntate:

¿Qué es lo que dice? Esto es observación

¿Qué es lo que significa? Esto es interpretación

¿Qué es lo que significa para mí? Esto es aplicación

Las lecciones de Hebreos

Pasemos ahora a las lecciones que el libro de Hebreos nos trae sobre este tema. Allí se nos dan varias advertencias que, en la rutina de todos los días, solemos olvidar:

No descuidar Su Palabra = 2:1-4

No dudar de Su Palabra = 3:12-13 y 4:11

No apartarse de Su Palabra = 6:4-6

No menospreciar Su Palabra = 10:26-29

No disentir de Su Palabra = 12:25

Seamos sinceros, ¿no nos ocurre esto de vez en cuando? Triste es pero debemos admitirlo. Especialmente los que tenemos años en la vida cristiana, ¡cuántas veces hemos pecado respecto a La Palabra de Dios!

Hebreos 4:12

Leamos juntos este texto tan rico en enseñanzas para nosotros. De allí aprendemos al menos lo siguiente: La Palabra de Dios es viva (surge del Dios vivo y es capaz de producir vida), es eficaz (hace lo que dice que va a hacer, es activa y poderosa), es cortante (capaz de distinguir lo que es o no de Dios), es penetrante (atraviesa hasta llegar a lo más profundo del ser) y es discerniente (juzga los pensamientos íntimos y las motivaciones secretas de las personas). (Isaías 55:11 y Jeremías 23:29).

El trabajo de La Palabra

Claramente podemos afirmar que La Palabra de Dios trabaja en el corazón, en el centro mismo de nuestro ser. Profundicemos un poco más.

En el no cristiano, La Palabra de Dios es el agente que genera la fe (Romanos 10:17), produce sabiduría (2º Timoteo 3:15), convierte el alma (Salmo 19:7) y produce regeneración (1º Pedro 1:23).

En el cristiano, La Palabra de Dios nutre el alma (1º Pedro 2:2), energiza la vida espiritual (1º Tesalonicenses 2:13), sobreedifica (Hechos 20:32) y es un agente purificador (Efesios 5:26; Salmo 37:31).

¡Qué maravillosa Palabra! Ella es capaz de hacer lo milagroso porque su Autor es el especialista en lo imposible. Seamos agradecidos por tan grande expresión de Su Gracia.

Antes de sacar algunas aplicaciones concretas, miremos un momento qué trabajo hace La Palabra en nosotros:

Obtenemos vida eterna por La Palabra (Jn. 5:24; 6:39, 63; 7:45­-46).

Nacemos por La Palabra (Luc. 1:38; Sant. 1:18 y 1 Ped. 1:2-3).

Crecemos por La Palabra (Mat. 4:4 y 1 Ped. 2:1-2).

Llevamos fruto por La Palabra (Jn. 15:7-8; 1 Jn. 2:5).

Nos edificamos por La Palabra (Hch. 20:32; Mat. 7:24-25).

Renovamos la mente por La Palabra (Rom. 12:2; Stg. 1:21).

Recibimos fe por La Palabra (Rom. 10: 17; Hbr. 11: 6).

Tomamos conciencia de nuestra herencia por La Palabra (Hch. 20:32; 2 Pdr.1:3).

Obtenemos un conocimiento pleno de La Palabra de Dios de Sus Planes, y participamos de la misma naturaleza divina (2 Ped. 1:4).

Ella lo hace más allá de nuestra capacidad o motivaciones. No depende de nosotros, gracias a Dios. ¡Elevemos alabanzas a Su Nombre porque depende exclusivamente de Dios!

Aplicaciones personales

«Estudia La Biblia para ser sabio. Confía en ella para ser salvo. Practícala para ser santo.»

1- Obediencia ante todo.

«El obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros» (1ª Samuel 15:22).

«Oh hombre, te ha sido declarado lo que es bueno, qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar la misericordia, y caminar humildemente ante tu Dios» (Miqueas 6:8).

«Sus mandamientos no son gravosos» (1.a Juan 5:3), y «en guardarlos hay gran galardón» (Salmo 19: 11).

Nuestro deber como cristianos: honrar a Dios.

Nuestro privilegio como cristianos: beneficiarnos de Su Palabra.

2- Evaluando nuestro conocimiento de Dios. Examínate con estos indicadores:

Quienes conocen a Dios despliegan gran energía para Dios (Daniel11:32).

Quienes conocen a Dios piensan grandes cosas de Dios (Daniel 4:5 y 5:21; 1 Crónicas 16:25; Salmos 48:1).

Quienes conocen a Dios evidencian gran denuedo por Dios (Los Hechos 5:29; 20:24).

Quienes conocen a Dios manifiestan gran contentamiento en Dios (Romanos 8:18-39; Filipenses4:11-12, 18; Salmo 73:25).

3- Sacando el mejor provecho de La Biblia. Te invitamos a:

estudiar La Palabra,

confiar en La Palabra,

obedecer La Palabra,

reverenciar La Palabra,

deleitarte en La Palabra,

amar La Palabra,

evitar las corrupciones que La Palabra denuncia,

orar para comprender La Palabra,

tener un espíritu de expectativa de conocer y que se cumpla La Palabra.

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