jueves, 10 de diciembre de 2009

ALGUIEN DEBE TOMAR EL CONTROL – Por José Omar Telmo

Leí recientemente esto que les comparto para ver qué les parece: «No habrá buenos gobiernos, gobiernos confiables, sin buenos controles; y no habrá buenos controles con ciudadanos desatentos, inactivos y desinteresados en cuanto a los asuntos de la polis (estado).» (Fuente: www.elauditor.info)

¿Se comprende? El sentido común nos indica que los controles son necesarios, pero deben realizarse en tiempo y forma con una clara búsqueda de mejorar lo que se controla e impartir premios y castigos a los responsables correspondientes. ¿Percibimos que esto sucede en nuestra sociedad? Tenemos la impresión de que a nuestro alrededor faltan controles o resultan escasos o mal efectuados. La noticia por un accidente que pudo ser evitado, desgracias que fueron anticipadas pero nada se hizo para sortearlas, protagonistas de delitos que salen impunes o cuántas cosas más que leemos; nos llevan a confirmar esta impresión.

La pregunta es inevitable: ¿somos así de desatentos, inactivos y desinteresados? Parece que algo de eso debe haber. Seguramente nos cuesta aceptar esa realidad. Pero, ¿es posible modificar la situación? Esto requiere de profundos cambios de actitud. No es algo a lograr ni mágicamente ni sin compromisos personales. Somos invitados a tomar decisiones conscientes y concretas. Pero, ¿cómo podemos hacerlo? A este interrogante hay que enfrentarlo seriamente de una vez por todas. Es hora de despertar de la parálisis en la que hemos caído.

Comencemos por lo más sencillo y cercano. Nosotros mismos. Quienes somos cristianos inmediatamente acudimos a Dios y Su Palabra, ya que en ella encontramos una orientación apropiada y autorizada. Lo invitamos, estimada/o lector/a, a considerar honestamente la visión de Dios para una transformación de nuestras vidas. El enfoque bíblico se dirige directamente al corazón, Dios no anda con rodeos. Sentencia que del corazón surgen los malos hábitos, dañinos pensamientos y censurables motivaciones. La Biblia es un gran espejo que nos devuelve la real imagen de lo que somos y hacemos. Nos duele pero es la verdad. Necesariamente debemos enfrentarnos a este triste cuadro. Pero el Dios de La Biblia -que es el Dios de las oportunidades- nos ofrece una puerta abierta a la transformación de vida. En Jesucristo encontramos vida nueva. Empecemos ahí, con nosotros. Pasemos el control a Dios. Que sea El quien ordene nuestras vidas. Arremánguese y encare la cuestión de fondo: ¿Quién manda en su vida? No se tarde en responder porque algún día lo será.

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