martes, 6 de septiembre de 2011

LAS SAGRADAS LETRAS por José O. Telmo

“Escudriñen Las Escrituras, porque a ustedes les parece que en ellas tienen la vida eterna y ellas dan testimonio de mí, y no quieren venir a mí para que tengan vida.”
Jesús (Evangelio de San Juan, capítulo 5, versos 39 y 40)

Escudriñar. Si bien no es una palabra que habitualmente usamos resulta oportuna en boca del Señor Jesús. ¿Qué significa? Les diré primero lo que no significa. No es realizar una mirada distraída de La Biblia. Tampoco efectuar una hojeada a la ligera de ella. Menos aún es tener una lectura recreativa. Escudriñar es mucho más que eso. Entonces, ¿qué es? Es un estudio cuidadoso del texto; es una investigación diligente para extraer el significado correcto; es un análisis sincero y agudo de lo que dicho escrito dice. Escudriñar es poner empeño para desentrañar lo que La Biblia dice. Toda inteligencia y sentido común es puesto en acción para comprender qué es lo que La Biblia dice. Y eso es lo importante. Escudriñar no es ir a Las Escrituras con mis ideas personales o prejuicios religiosos para hacerle decir lo que, en mi mejor saber y entender, ella enseña. Escudriñar es simplemente encontrar aquello que siempre estuvo allí y yo no me di cuenta. Es darnos en la cara con lo que Dios nos quiso decir desde siempre.
Confesémoslo abiertamente. En la época del pluralismo de ideas, donde cada quien tiene su propia opinión, es una tarea poco común. Todos opinan, especialmente muchos maestros a quienes podríamos llamar de “maestros de sabiduría universal”. Parecen tener respuesta para todo. Y así estamos. La Biblia no condena no saber. Pecado es ser terco por no querer aprender.
Es muy bueno tener ideas propias y es malo anularlas porque sí no más. Debemos promover que todos piensen por sí mismos. Pero debemos promover que se haga con honestidad, inteligencia y sentido común. No una docta ignorancia sino un aprendizaje continuo.
« Nada enriquece tanto los sentidos, la sensibilidad, los deseos humanos, como la lectura. Estoy completamente convencido de que una persona que lee, y que lee bien, disfruta muchísimo mejor de la vida, aunque también es una persona que tiene más problemas frente al mundo. » Mario Vargas Llosa
Por ello La Biblia tiene su lugar en nuestro saber, su derecho a ser escuchada. De hecho, los contemporáneos del Señor Jesús eso pensaban. Se nota porque él les dice “a ustedes les parece que en ellas tienen la vida eterna”. Han considerado Las Escrituras y claramente ellas dan evidencia de que es fuente de vida. Quienes sinceramente atienden al mensaje bíblico descubren que es un libro único. Los grandes escritores nunca lo obviaron.

«La Biblia es para mí El Libro. No entiendo cómo alguien pueda vivir sin ella, sin que se empobrezca, ni cómo uno pueda ser fuerte sin esa sustancia, ni dulce sin esa miel.» Gabriela Mistral

«La Biblia no es un mero libro, sino una creación viviente, con un poder que vence a todo cuanto se le opone.» Napoleón Bonaparte

«Leída cuidadosamente, la Biblia es la fuerza más potente para el ateísmo jamás concebida.» Isaac Asimov
La Biblia es fuente de vida. ¿Por qué decimos esto? Porque nos lleva a Jesucristo. Dios ha querido otorgar a los seres humanos exclusivamente por medio de él la vida eterna. De su pasión aprendemos que somos pecadores, de su muerte aprendemos que tal pecado merece ser enjuiciado, y de su resurrección aprendemos que Dios ha desviado el castigo en Jesucristo. La lección mayor de la cruz es que hay oportunidad para empezar de nuevo, de nuevo con Dios.

«El famoso inventor Benjamín Franklin fue enviado como embajador a Francia. Francia se hallaba paralizada por el veneno del ateísmo. El señor Franklin fue invitado a unirse a una sociedad atea de hombres literatos para el exterminio de la Biblia. El se unió. Pronto le llegó su turno de leer una producción literaria ante la sociedad de ateos. El señor Franklin tradujo el francés y leyó, de su propia escritura a mano, la historia de amor de Rut y Booz.
Cuando el señor Franklin terminó, y todavía se le aplaudía, el presidente dijo:
- Doctor Franklin, esa es la más grande historia de amor jamás escrita en cualquier idioma.
- De nuevo los miembros aplaudieron. El presidente agregó:
- Doctor Franklin, esta sociedad le pide a usted el derecho de publicar su historia de amor, y de darle la mayor circulación posible. ¿Podemos publicar su historia de amor?
- El señor Franklin respondió: Lo siento, no les puedo dar el derecho a publicar mi historia de amor.
- El presidente le preguntó: ¿Por qué no podemos publicar su historia de amor?
- Porque ya ha sido publicada.
- Entonces, ¿podemos saber dónde fue publicada?
- El señor Franklin se levantó, sacó de su bolsa un libro, lo puso en la mesa y dijo: En esta Santa Biblia que ustedes quieren destruir.
- Esa declaración fue un golpe maestro que rompió la columna vertebral de la sociedad de ateos, y le dio a Francia otra oportunidad en el mundo. La Biblia es indestructible.»

"Ninguna ciencia está mejor autenticada que la Biblia.» Isaac Newton

Lée atentamente Las Sagradas Letras, con disposición a ser cambiado por ellas, y verás la vitalidad transformadora de Dios.

LECCIONES DE UN DESACUERDO por José O. Telmo

Lectura Bíblica: Hechos 15:36-41

Una acalorada discusión entre dos grandes consiervos retumbó en el ámbito de la iglesia primitiva, dejando un triste y preocupante eco. Fue el preludio de muchos otros a lo largo de la historia cristiana. Pero el hecho que haya ocurrido no nos autoriza a repetirlo. Y cuando aparecen tales dificultades, éste antecedente nos invita a solucionarlo de manera bíblica.

El caso: su presentación
Las necesidades espirituales (enseñanza, consejo, exhortación, etc.) de las recién fundadas iglesias en Asia Menor estaban en la mente y en las oraciones de Pablo y Bernabé; ¡porque una vez misionero, misionero para siempre!
Pero el giro de los acontecimientos fue inesperado. Una loable preocupación dio paso a una encendida discusión. El desacuerdo entre Pablo y Bernabé para llevar a Juan Marcos en un nuevo viaje misionero fue tan grave que produjo una distanciación entre ellos (15:39). Sabemos que la renuencia de Pablo tuvo su origen en la decisión de Marcos de abandonarlos en el primer viaje, aunque posiblemente tuvo otras razones carecemos de evidencias objetivas acerca de cuáles pudieran ser. Tal vez Lucas no agrega más detalles porque al escribir aún vivían los protagonistas y eran líderes entre las iglesias. Sólo se atiene a contar los sucesos y deja la interpretación al lector. Pero cualesquiera fuera la tensión producida, no se intuye animosidad o resquemor en ninguno de los misioneros. Sí un “celo vivo” por la cosas del Señor.
El caso: sus réplicas
Tristemente la historia cristiana registra numerosas divisiones similares. Las causas son variadas: denominacionales, culturales, comunicacionales, doctrinales, eclesiásticas o administrativas, funcionales, personales, etc. Las justificaciones que se dan son muchas, sacrificando no sólo la verdad sino también la unidad y el testimonio, chocando con la oración del Señor (Jn.17:22). Vemos con pesar más separaciones que actos de unificación. Los acuerdos cuestan años de ajuste pero los cismas ocurren con inusitada rapidez. Pero es aún más desolador ver que en muchos casos, las controversias no obedecen a razones doctrinales sino a conflictos personales.
Al decir personales queremos indicar malinterpretaciones de gestos o dichos de otros, señalar la fuerza de la tradición local por encima de los principios bíblicos, una percepción acotada del proceder de Dios, carencia de fe en el poder y sabiduría divina para las cuestiones de la obra, visión estrecha para desarrollar esfuerzos evangelísticos, pero aún y más grave, defectos personales como caprichos o gustos, mal carácter, ambiciones non sanctas, ignorancia no confesada. Podríamos seguir con la lista pero ésta es suficiente para ilustrar el punto.
El famoso choque entre Pablo y Bernabé se enmarcaría en lo que vinimos afirmando. Pablo le debía mucho a Bernabé (9:2; 11:25-26), siendo un pastor nato dado que fue llamado el “hijo de consolación” (4:36). A su vez, Bernabé dependía de Pablo para dirigir, predicar, enseñar y exhortar. Bernabé sabía que Pablo tenía una gran visión espiritual y le respetaba por los valores que sustentaba. Pero ambos eran humanos. Permitieron que el enojo interrumpiera una amistad y que la amargura fuera causa de división. El río se salió del cause y su desborde trajo mucho malestar. No obstante lo cual, Dios tuvo cuidado y en su providencia usa este suceso para el progreso del evangelio: ahora salen dos equipos misioneros en vez de uno.
Sabemos que posteriormente la dificultad presentada se superó felizmente. No sólo hubo reconciliación mutua sino aún recomendación paulina de Marcos a la iglesia en Colosas (Col.4:10). Pablo valoró mucho el ministerio de Marcos de manera que lo solicita junto a él (2Tim.4:11). Asimismo Pedro lo llama su hijo (1Pdr.5:13). Y todo indica que Marcos escribió el Evangelio que lleva ese nombre.
El caso: sus aplicaciones
Una clara evidencia de nuestro servicio a Dios es un sentimiento honesto por las necesidades de los hermanos a quienes nos toca asistir (Prov.27:23). Por un lado, asumir responsabilidad por su salud espiritual es un imperativo ministerial. Lamentablemente nos toca presenciar un creciente profesionalismo de “ministros cristianos” que miran los beneficios personales y cumplen indolentemente sus funciones, sin atender sincera y seriamente a las necesidades de los hermanos. Tal cosa es menospreciable. Por otro, tal responsabilidad debe nacer naturalmente en nuestro corazón. Sólo una apertura consciente y concreta de nuestra parte a la influencia del Espíritu Santo hace surgir ese compromiso. Parece que Marcos falló en este aspecto pero del que Bernabé fue un ejemplo brillante. Pablo quería eso para la obra misionera que encaraba con tanto esfuerzo.
Las relaciones entre quienes trabajamos en la obra serán apropiadas en la medida que nosotros estemos en una buena relación con Dios. ¿Debemos promover la unidad a expensas de la verdad? ¡No! “Cuando la Biblia habla de la unidad de la iglesia, no habla de unidad a expensas de la verdad, sino de unidad basada en la verdad”. Los dos hombres que consideramos amaban a Dios y a la obra de Dios. Tal amor no era mero sentimiento sino algo muy fuerte en ellos, de allí que mostraran tanta firmeza y no cedieran en nada. Debemos aprender a ser personas de amor incondicional y de voluntad firme, pero al mismo tiempo, dóciles en las manos de Dios.
Si bien no son expuestos cronológicamente, brindamos algunos pasos a observar para destrabar conflictos en los que pudiéramos estar involucrados. Cada parte deberemos:
1- no dejar que el paroxismo de un carácter descontrolado nos venza, disponiéndonos a solicitar sinceramente perdón previamente a cualquier acción;
2- abrirnos totalmente ante el Señor en oración para que tome el control de nosotros y de la situación;
3- realizar un autoexamen profundo de los motivos de nuestra reacción, repasar nuestro proceder y sopesar los efectos del conflicto, especialmente si afectan a terceros inocentes;
4- imponernos como principio rector la gloria de Dios, el beneficio de los hermanos y el testimonio ante propios y extraños;
5- confesemos al Señor cuál es la verdadera causa de la discrepancia y, si es sólo subjetiva o de pareceres, seamos lo suficientemente valientes para reconocerlo;
6- buscar instrucción en la Palabra para encontrar una solución al desacuerdo planteado, como también es recomendable el consejo de hermanos espirituales;
7- encarar pacíficamente el problema no tomando como enemigo al otro hermano, para que de forma concreta arribemos a una feliz solución;
8- de resultar necesario, buscar hermanos competentes que actúen como mediadores;
9- obligarnos a estar en paz en lo que a nosotros respecta, lo que no es lo mismo ceder sino proceder sin agresividad, con objetividad y sin extremismos;
10- si nos cuesta ajustarnos a una manera bíblica de actuar, debemos ser honestos con nosotros mismos, y aunque duela, llamarnos al arrepentimiento y dejar a un lado cualquier ministerio que desarrollábamos hasta tanto se produzcan los cambios necesarios.
Si nos toca arbitrar en un desacuerdo, bueno es observar -y hacer cumplir- estas sencillas reglas, exponiendo nuestra opinión de forma inequívoca y sin acepción de personas.
Insistimos: reflexión antes que acción, humillación antes que argumentación, perdón antes que agresión. La aplicación de lo expuesto no implica de por sí la aparición de la solución. Pero del texto aprendemos que si los hermanos son espirituales, la armonía será un disfrute real y el enemigo no habrá sacado ventaja.

EL MINISTERIO PATERNAL Por José O. Telmo

“Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.” (Efesios 6:4; Colosenses 3:21)
“Plantar un árbol, escribir un libro, tener un hijo”, reza el dicho. Para plantar un árbol no hay límite de edad ni es necesario ser un destacado intelectual, pero igual tiene sus dificultades si queremos que pasado el tiempo siga en pie. Para escribir un libro ya se requiere mucho más trabajo si aspiramos sea leído con provecho y apreciado por su contenido, pero aún así es posible lograrlo tras duro esfuerzo. Pero tener un hijo -y que salga bueno- ya es algo muy distinto. A eso lo he denominado “el ministerio paternal”.
Dirijo estas líneas a padres que, como mi esposa y yo, creemos en Jesucristo como nuestro Salvador y Señor, que reconocemos a La Biblia como Palabra de Dios, y que hemos experimentado el nuevo nacimiento por obra y gracia del Espíritu Santo. Debemos ser buenos cristianos hasta para ser padres, ¿no? Y de entrada aclaremos: cuando se es padre, se lo es para siempre. Y daremos cuenta a Dios de ello.
Criar una hija o un hijo es una bendición hermosa pero, al mismo tiempo, es una responsabilidad grandiosa. Tarea como pocas de la cual podemos auxiliarnos con una abuela sabia, una tía cariñosa, una maestra dedicada y hasta quizás, el apoyo de queridos hermanos en la fe. Algunos padres más diligentes, leen buenos libros al respecto y otros, ¡asisten a cursos! Quienes son padres saben que demanda muchísimo esfuerzo. Es un verdadero ministerio, un servicio con todas las letras.
Criar bien es tanto un arte como una ciencia. Muchas veces me pregunté como hizo mi madre para criar a cinco hijos, todos seguiditos en edad. Tres inquietos varones y dos mellizas demandantes. Variados en carácter, distintos en necesidades, diferentes en gustos. ¿Cómo logró sobrevivir a tamaña misión? Nos dio lo mejor que tenía: su tiempo. Pero aún fue más allá, nos dio su vida. Mi emocionado homenaje a la querida vieja.
Como nadie llega a ser madre o padre sabiéndolo ser, cometemos muchos errores. En ocasiones nos deslizamos rápidamente de criar bien a malcriar mucho. De allí la exhortación de “no provoquéis a ira a vuestros hijos” o “no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten”. Los hijos tienen berrinches ¡y los padres también! Lo grave es que los volcamos sobre ellos. Los hijos son desobedientes, y nosotros muchas veces negligentes. Lo triste es que no lo reconocemos. Los hijos son hermosos y los padres … Bueno … Hacemos lo que podemos. Por eso cometemos muchas “hijolatrías”. Y así nos salen: caprichosos y consentidos. Es hora de asumir seriamente nuestro rol paternal. Es un verdadero ministerio.
Como todo ministerio, el paternal tiene algunas consignas que es bueno que repasemos. Tomamos solamente el texto de cabecera para esta ocasión.
1- El mandato. “criadlos”. La orden divina es clara e ineludible para ambos padres. Es una tarea que debe desempeñarse porque Dios lo dice. Tan importante como eso. No criamos a nuestros hijos porque los queremos (aunque es así) sino que además Dios nos dice que lo hagamos. No se trata sólo del hecho de traer hijos al mundo y que los demás se encarguen de los mismos. Hay que ocuparse de cada uno de ellos. Nuestro deber primario no es exclusivamente el de alimentarlos, vestirlos, cuidar de su salud, darles buenos consejos, protegerlos de los peligros, etc. Es eso y mucho más. Además hay que inculcarles valores, hábitos sanos, habilidades útiles, vocabulario apropiado, conocimientos amplios, pensamientos nobles, ideales bíblicos, socializarlos cristianamente. Y eso exige mucho trabajo, paciencia, constancia, ingenio, firmeza y abundante amor. ¿Quién es suficiente para ello? Nadie. Necesitamos la asistencia de Dios, ser instruidos en La Palabra y nos obliga a una vida de oración. Si terminamos física y psicológicamente cansados al fin del día por ocuparnos de nuestros hijos, estamos bien orientados. Criar hijos es dedicarles tiempo, implica mucho esfuerzo y valentía. Insistimos: los hijos no los cría el paso de los años, requiere trabajo.
2- El mecanismo. “en disciplina y amonestación”. Cuando se le preguntó a un especialista sobre el estado de los niños en la actualidad, su respuesta fue contundente: “los chicos padecen de aburrimiento fácil y descontento crónico”. ¿Tan mal estamos criando a nuestros hijos? ¿Lo pensaron? El texto nos da una pista para superar tal descripción: disciplina y amonestación.
a. Disciplina traduce el término griego paideia. También indica instrucción elemental, entrenamiento en comportamiento y corrección de malos hábitos. ¿Estamos efectuando asiduamente esto con nuestros hijos?
b. Amonestación traduce el término nouthesía. También apunta a llamar la atención reflexivamente, advertir sobre dificultades e impartir conocimiento. ¿Lo hacemos cotidianamente con nuestros hijos?
El ministerio paternal cuenta con estas herramientas: actuar y hablar. Confiemos en la gracia de Dios para ser consecuentes padres en la tarea de criar nuestros hijos. Pensemos qué técnicas aplicar en la crianza en cada caso, ya que no son todos iguales. Busquemos en La Biblia capacitación. A nosotros nos resultó provechoso el libro de Proverbios. No olvidemos el ejemplo, vieja técnica exitosa.
3- El modo. “en el Señor”. Los padres cristianos debemos adoptar una filosofía cristiana de crianza. Eso quiere decir “en el Señor”. Es un ambiente espiritual donde Dios gobierna, quien dicta las reglas y contenidos de la educación y cultura general de nuestros hijos. Debemos encarar esta tarea en conformidad con el carácter de Dios: santa, sabia y amorosamente. No es posible mezquinar esfuerzos. Le confieso que al menos a nosotros, no nos resulta fácil. ¿Qué hacemos? Volvemos a empezar bajo la tutela de La Palabra, orando por dirección divina y confiando la vida de nuestros hijos a Su Providencial cuidado.
Hagamos la decisión solemne y el compromiso permanente de criar a nuestros hijos a la manera de Dios. Contamos con su bendición. ¡Y que Dios nos ayude!

CON PADRES Por Jorge A. Pluis

La Biblia destaca en forma reiterada el gran privilegio y la tremenda responsabilidad que significa el “ser padres”. Recordemos que la familia fue diseñada por el Creador mismo y es la primera institución establecida para beneficio la sociedad humana.
No debe extrañarnos que esté en la mira del enemigo. Satanás odia todo lo bueno y sigue trabajando para que, tal como pasó en Egipto, los niños sean expuestos a la muerte
.(Hch.7:19) Terrible ¿verdad? Pero la realidad es que el sistema “mundo” está bajo el maligno. (1ra Jn 5:19) y debemos luchar contra la corriente, asidos de la Palabra de Vida (Fil.2:16) Los hijos son una bendición, una herencia del Cielo, puesta en nuestras manos para criarlos para EL. Se destaca como una BUENA OBRA en 1ra ti. 5:9 y 10. Lleva premio, hay galardón para quien toma del Señor las palabras de Ex. 2:9 “Lleva este niño y críamelo, y YO te lo pagaré”. Vea a Dios teniendo comunión con Abraham, su amigo, ”Yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová.” (Ge. 18:19) Eso es lo que agrada a Dios, lo que El quiere que nosotros hagamos. No deje de leer Deuteronomio 6:6 al 9. “Y las repetirás a tus hijos”, “Y las enseñaréis a vuestros hijos, hablando de ellas cuando te sientes en tu casa, cuando andes por el camino, cuando te acuestes, y cuando te levantes” (Deut. 11:19) No hay comparación entre las pocas horas que un niño pasa en la Iglesia y las que transcurren en el hogar, donde la enseñanza es permanente, no solo con palabras sino fundamentalmente con el ejemplo. David recuerda a su madre en el Salmo 86: “Soy hijo de tu sierva” y Salomón no olvida a sus padres en Prov. 4:3 y 4 “Porque yo también fui hijo de mi padre, delicado y único delante de mi madre. Y él me enseñaba y me decía…” Y qué decir de Génesis cap. 22 donde Abraham y su hijo Isaac se encaminan hacia el monte Moríah. El hijo ha visto a su padre adorar al Dios Altísimo, conoce la forma del culto. Sabe que falta “algo” y pregunta “¿Dónde está el cordero para el holocausto?” Y el padre responde, hay un diálogo. Es tiernísima la frase que se repite dos veces, padre e hijo IBAN JUNTOS y unidos crecieron en la fe mientras compartían el peregrinaje hacia la Ciudad Celestial.(He. 11: 9 y 10)
El mandato de Dios es claro : “Mandó a nuestros padres que la notificasen a sus hijos; para que lo sepa LA GENERACION VENIDERA, y los hijos que nacerán; y los que se levantarán lo cuenten a sus hijos, a fin de que pongan en Dios su confianza, y no se olviden de las obras de Dios; que guarden sus mandamientos.” (Sal. 78: 5,6 y 7) Y la próxima generación está en nuestras manos, dentro del mismo hogar. Tal vez nos falte ese tiempo de “traspaso generacional” Recordemos el fracaso que significó para el pueblo de Israel. Lea Jueces 2:6 al 10 “Y se levantó otra generación que no conocía a Jehová, ni la obra que El había hecho” Pensamos que hubo una falla en los mayores, ya que los jóvenes crecieron sin apropiarse del conocimiento del Dios verdadero, de sus grandes hechos, de su ley perfecta. Y hablamos del conocimiento que SALVA, porque nos cambia la vida. “Que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.” (Jn. 17:3) ESTA ES LA VIDA ETERNA.
Todos deseamos que nuestros hijos nos superen, que vuelen más alto, que lleguen más lejos. “No soy mejor que mis padres” era una confesión de fracaso al no haber alcanzado la meta. Esta tarea no concluye nunca. Siempre serán nuestros hijos. “el nene”, “la nena” aunque hayan pasado el medio siglo de existencia. ¿Recuerdan a Job? Rogaba por sus hijos ya crecidos, viviendo en sus propias casas pero recibiendo el apoyo espiritual de un padre amante que se preocupa porque tengan una buena relación con el Todopoderoso. ¿Qué mejor herencia podemos dejarles sino instruirlos en el camino bueno y recto? Guiarles hacia una vida de piedad que “para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera” (1ra Ti. 4:8) La piedad no se hereda. La relación con Dios es personal. Pero el ejemplo que podemos dar es una evidencia a la vista, y la llama de la fe puede encenderse en cada generación por un genuino reconocimiento de Jesucristo como Señor y Salvador. “La fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primeramente en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también.” (2da Ti. 1:5) Así le habla Pablo a su hijo Timoteo.
Hay una ley de vigencia permanente, es la de la SIEMBRA Y LA COSECHA. “El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará” (2da Corintios 9:6)
¿Cuánto tiempo invertimos en sembrar la semilla de la Palabra de Dios? (Luc. 8:11) ¿Cómo lo hacemos? 1ra Cor. 16:14 nos anima :”Todas vuestras cosas sean hechas con amor” ¿Regamos con oración el precioso terreno?.
Nada es fácil y lo valioso tiene su costo. Pero en tu casa estás criando una MARIA, un TIMOTEO, una ANA, quizás un SAMUEL o un MOISES. Ahora es el momento para actuar. Baste ya el tiempo perdido. Tenemos un trabajo en nuestro propio hogar y recuerde que esta labor hecha en el tiempo, repercute para la eternidad.
Un abrazo, DIOS ESTA CON NOSOTROS

CONSTRUYENDO FAMILIAS SÓLIDAS EN MEDIO DE LAS TENTACIONES DEL SIGLO XXI Por Hector Mansilla

Vivimos en un mundo cambiante en el cual reinan los anti valores dominado por los medios de comunicación, y nuestras familias son sacudidas por todo tipo de influencias negativas. El pastor y escritor Tom Eisenman en su libro “Las trece tentaciones de la vida familiar”, las mencionar:
a - La vida acelerada
b - Padre ausente
c - Creer que ser madre es poca cosa.
d - No comunicarnos.
e - Ignorar la diferencia entre hombres y mujeres.
f - No hablar la verdad en amor.
g - Descuidar la intimidad familiar.
h - No entender el liderazgo familiar.
i - No respectarnos.
j - Ser adictos a la televisión.
k - Olvidar el amor.
l - Descuidar la disciplina
m - abandonar a Dios en las crisis.
El objetivo de este artículo no es analizar estas tentaciones, sino desarrollar una serie de conceptos claves que nos ayuden a crecer como familia y poder cumplir con el plan que Dios tiene para nuestros matrimonios.
Los puntos de vista presentados en esta nota están basados en principios bíblicos tan actuales en nuestros días como en el momento en que se escribieron.
Dios estableció un orden para la familia, dicho orden lo vemos en: “Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo” (1ª Cor. 11:3)
“Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, porque esto agrada al Señor”. (Col. 3:20)
En estos pasajes vemos como Dios ha ordenado la familia de acuerdo al principio de autoridad: Cristo cabeza del esposo, éste cabeza de la mujer, la esposa ayuda idónea del marido y los hijos obedientes a los padres. El esposo debe amar y santificar a la esposa como Cristo amó a la iglesia.
Es importante examinar a nuestras familias para poder ver donde estamos parados como personas, como pareja, y como padres:
1- Cultivar una vida personal
Si queremos funcionar en nuestro matrimonio, empecemos por nosotros mismos: debemos desarrollarnos tanto en el área espiritual, como en la personal. ¿Estamos creciendo espiritualmente?,(Col 3:1) ¿Estamos buscando las cosas de Dios?, ¿Cómo está nuestra vida de oración?, ¿Nos tomamos tiempo para leer la Biblia?, ¿Estamos desarrollándonos como personas?, ¿Hacemos cursos de perfeccionamiento en nuestra profesión?, ¿Leemos buenos libros?, ¿Cuidamos nuestra salud? ¿Realizamos deportes?, ¿Nos alimentamos en forma adecuada?, ¿Descansamos lo suficiente?.
Si cumplimos lo expresado anteriormente vamos a poder hacer frente a la tentación de la vida acelerada, que se caracteriza por no tomarse tiempo para uno mismo, dejándose absorber por las preocupaciones de la vida moderna, cayendo así en el stress que destruye personas y matrimonios. Es importante que aprendamos a manejar bien nuestro tiempo (ver Efesios 5:15, 16)
2- Cultivar una vida de pareja
Un matrimonio cristiano tiene la tarea de representar en su vida de relación, la unión que existe entre Cristo y la iglesia: auto sacrificio, devoción y fidelidad. (ver Efesios 5:25, 26)
Para poder llevar a cabo el plan de Dios para la familia, es fundamental dedicarle tiempo a la relación entre los esposos. El primer lugar en un matrimonio lo debe tener el Señor Jesús, la pareja debe dedicar tiempo para orar juntos, estudiar la Biblia, buscar en Dios la solución a sus problemas,y que el Señor los guíe en sus decisiones.
Es fundamental dedicarle tiempo a la relación entre esposo y esposa, dedicarse tiempo para estar juntos, compartir las necesidades, los sueños y proyectos de cada uno. El esposo debe ser el mejor amigo de la esposa y ella la mejor amiga del marido, ambos tienen la necesidad de amar y ser amados, de tener intimidad, de comunicarse en forma adecuada. Al cultivar la vida de pareja ambos conyuges podrán superar las siguientes tentaciones en las que caen muchos matrimonios: Ignorar la diferencia entre hombres y mujeres, no respetarse, hablar la verdad en amor, reconocer que ser madre no es poca cosa, no comunicarse.
3- Cultivar una vida con los hijos
La presencia de los padres es esencial en la vida de los hijos: el padre como modelo de liderazgo masculino y la madre acompañando y apoyando. Es fundamental para el crecimiento emocional de los hijos que ambos padres estén presentes en sus vidas, que sepan sus problemas, necesidades, y sueños. Es importantísimo que los chicos sepan que los padres los aman, los aceptan, comparten tiempo con ellos. Cultivar una vida con los hijos significa dedicarles tiempo, educarlos, enseñarles y disciplinarlos.
La Palabra de Dios nos dice: “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él” (Prov. 22:6)
“Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra. Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor” (Efesios 6:1-4)
Cada uno de estos pasajes nos enseña como criar a nuestros hijos.
Como docente veo a diario que los alumnos con mayores problemas de disciplina son aquellos que tienen los padres ausentes o una escasa comunicación con ellos. Los alumnos cuyos padres están presentes en su vida son buenos estudiantes y de buena conducta. Los padres debemos amar, enseñar, instruir y disciplinar a nuestros hijos para que se formen como personas obedientes a la Palabra de Dios.
“Con sabiduría se edificará la casa, y con prudencia se afirmará; y con ciencia se llenarán las cámaras de todo bien preciado y agradable”. Prov. 24:3, 4
Bibliografía de consulta:
• 13 Tentaciones Que enfrenta Tu Familia - Tom Eisenman
• La Familia Cristiana - Larry Christenson
• Sabiduría Para La Vida Familiar - Charles Swindoll

miércoles, 11 de agosto de 2010

DECLARACIÓN DE PRINCIPIO ACERCA DE EL MATRIMONIO

Creemos que Dios, no el hombre, creó el matrimonio, siendo la primera institución divina. Creemos que la Biblia enseña que el pacto del matrimonio es sagrado y por toda la vida.

También creemos que la Biblia enseña que el matrimonio es una declaración pública de una unión y de un compromiso mutuo hecho en privado entre un hombre y una mujer, nunca entre dos personas del mismo sexo. Por lo tanto, creemos que Dios le da una esposa a un hombre y un esposo a una mujer para que se entreguen el uno al otro, y asi satisfagan las necesidades sexuales el uno del otro de manera única y exclusiva.

Creemos que Dios creó el matrimonio con el propósito de que las parejas glorifiquen a Dios al llegar a ser una sola carne y al criar a sus hijos en el conocimiento y amor a Dios. También para que se complementen el uno al otro y disfruten del placer sexual.

Así como el "hierro afila al hierro", creemos que Dios usa el matrimonio para cambiar al hombre y a la mujer a la imagen de Jesucristo. Así como la Trinidad refleja Personas iguales con diferentes funciones, creemos que Dios creó al hombre y a la mujer con el mismo valor pero con funciones y responsabilidades diferentes dentro del matrimonio.

(Génesis 2:18-25; Efesios 5:30-32; 1 Corintios 7:1-5; Mateo 19:4-6; Marcos 10:6-9; Proverbios 27:17; Romanos 1:26,27; 8:29; Hebreos 13:4; Mateo 22:30; Marcos 12:25; Deuteronomio 24:5; Cantar de los Cantares).

BOSQUEJOS PARA MENSAJES por Américo Giannelli

DIOS TIENE UN MENSAJE PARA TU FAMILIA (Génesis 2:15-25)

INTRODUCCIÓN:
• Al principio de la Biblia, encontramos a Dios en función de creador de todas las cosas, de los seres vivos y de los inanimados.
• Todo es creado con belleza y perfección. De esa manera se vislumbra el infinito poder divino.
• Lo que corona la obra de Dios, es la creación del hombre (hecho a imagen y semejanza divina)
• En la creación del hombre podemos observar el propósito de Dios de constituir una institución que satisfaga las necesidades sociales, afectivas y emocionales del ser humano: La Familia
• Dios creó a Adán e inmediatamente sentenció que “no es bueno que el hombre esté solo”, por lo tanto formó a Eva para que fuese su ayuda idónea, estableció el segundo principio que es que el matrimonio es la unión de cuerpo y espíritu (un nuevo ser). Quedó establecido también que esa unión debe ser vivida en pureza.
• La constitución de la primera familia, fue la manera sabia de Dios, de luchar contra la soledad, establecer una fuerte unión y establecer una relación basada en la integridad.
• La aparición del pecado, justamente nos arrastró a la soledad, la desunión y a la pobreza moral.
1) LA SOLEDAD
• No es novedad que vivimos en un mundo hipercomunicado, pero donde las personas están solas. Multitudes caminan juntas, pero se sienten solas.
• La soledad es la dolorosa percepción de que carecemos de contactos de significativos con los demás. Incluye una sensación de vacío interior que puede estar acompañada de tristeza, desaliento, un sentido de aislamiento, inquietud, ansiedad y un intenso anhelo de ser querido o necesitado por alguien.
• La soledad puede tener muchas y variadas causas:
a. Relaciones familiares malsanas: La falta de lazos cariñosos desde los primeros años de vida contribuye a la experiencia de soledad.
b. Factores sociológicos: Vivimos en una sociedad que tiende a promover la soledad. Nuestra sociedad es apresurada, móvil y cambiante. Debido a la televisión, hay mucho menos tiempo para la comunicación personal. Aun el poco tiempo que uno tiene para dedicar a los suyos en nuestra sociedad ambulante, lo pasamos solitariamente enfrente de una pantalla de televisión o la computadora.
c. Actitudes: Actitudes competitivas y polémicas; actitudes independientes que nos hacen actuar como si fuéramos fuertes individualistas, absolutamente autónomos, independientes de Dios y de los demás; actitudes posesivas por las cuales nos sentimos empujados a conseguir todo lo que podemos para nosotros mismos;
d. Temor: "La gente se siente sola porque construye paredes en lugar de puentes". Esto sucede por el temor a la intimidad, el temor de que a uno lo conozcan, el temor al rechazo o el temor a ser lastimado -como quizá fuimos lastimados en el pasado.
e. Hostilidad: Algunos se sienten solos porque mantienen sentimientos de ira o resentimiento que hace que los demás se aparten de ellos y los eviten.
f. Incapacidad para comunicarse: Cuando alguien no tiene disposición para comunicarse, o cuando no saben comunicarse honestamente, hay un persistente aislamiento y soledad aunque los afectados estén rodeados de otras personas.
g. Causas espirituales: San Agustín oraba: "Nos hiciste para ti, y el corazón del hombre no descansa hasta encontrar descanso en ti." Hay soledad que resulta de la falta de una experiencia personal con Dios. El individuo abiertamente rebelde contra Dios muchas veces siente una profunda soledad existencial que sólo puede ser corregida llenando el vacío que la falta de Dios produce en cada corazón humano "hasta encontrar descanso" en el Señor. Esa misma soledad muchas veces resulta del pecado no confesado o aun de una despreocupación por el cuidado de Dios y las demandas que él nos hace.
2) LA SEPARACIÓN DEL VÍNCULO
• Dios estableció el matrimonio para que fuera indisoluble (una sola carne – un nuevo ser). El pecado nos ha llevado a pensar que es posible separar lo que Dios ha unido.
• Esa unión de un hombre y una mujer (unión de diferentes sexos), al ser firme provee al matrimonio y la familia de estabilidad y seguridad.
• La gran pregunta es como hacemos para que el matrimonio sea durable. Primeramente, basarlo en Dios en segundo lugar fomentar el amor, la comunicación y la santidad; para que esa integración de dos personas sea fuerte y provea a la estabilidad emocional de la familia.
• La separación nunca apareja nada bueno al hogar, siempre es la peor solución. Para aquellos que dicen que se extinguió el amor, debemos considerar que el amor es el sentimiento que puede ser alimentado permanentemente, de tal modo que se fortalece y renueva cada día.
3) LA VERGÜENZA
• Adán y Eva antes de pecar, podían caminar desnudos sin avergonzarse. No por una cuestión cultural, sino porque sus mentes y corazón vivían en un estado de pureza e inocencia.
• El pecado quitó la inocencia, los hizo culpables ante Dios y comenzaron a sentirse indignos entre ellos mismos.
• El pecado tiene diferentes efectos en la vida del ser humano. Primeramente nos aleja de Dios, en segundo lugar nos esclaviza, en tercero nos destruye y finalmente nos quita la paz de la justicia porque nos acusa como culpables del pecado.
• La falta de paz del ser humano, es producto del sentimiento de culpa, por eso buscamos cambiar las reglas para sentirnos bien, denostamos la autoridad de la Biblia para justificarnos y procuramos ignorar a Dios para hacer lo que queremos.
• Pero el resultado es el fracaso en la vida individual, familiar y comunitaria.
4) PERO DIOS PROVEE UNA SALIDA A NUESTRAS CRISIS
• El mensaje de parte de Dios es claro y sencillo: En Cristo Jesús podemos encontrar una respuesta a nuestras inquietudes, Él dice "Yo soy el camino, y la verdad y la vida, nadie viene al Padre sino es por mí".
• Dios nos ama, mas allá del camino equivocado que hayamos tomado
• El amor lo expresa a través de Jesucristo. Él vino a este mundo para darnos una solución al problema del pecado.
• El Señor Jesús entregó su vida en la cruz, para que a través de ese sacrificio, el ser humano pueda reconciliarse con Dios, alcanzando el perdón de pecado, la paz interior y la esperanza alentadora.
• Ser perdonado de nuestros pecados, nos permite revertir individualmente la situación de fracaso y desesperanza.
• Al buscar una guía para ordenar nuestros pasos y el de nuestra familia, debemos acercarnos a Jesucristo, Él nos puede guiar por la senda de paz y felicidad.