martes, 6 de septiembre de 2011

LAS SAGRADAS LETRAS por José O. Telmo

“Escudriñen Las Escrituras, porque a ustedes les parece que en ellas tienen la vida eterna y ellas dan testimonio de mí, y no quieren venir a mí para que tengan vida.”
Jesús (Evangelio de San Juan, capítulo 5, versos 39 y 40)

Escudriñar. Si bien no es una palabra que habitualmente usamos resulta oportuna en boca del Señor Jesús. ¿Qué significa? Les diré primero lo que no significa. No es realizar una mirada distraída de La Biblia. Tampoco efectuar una hojeada a la ligera de ella. Menos aún es tener una lectura recreativa. Escudriñar es mucho más que eso. Entonces, ¿qué es? Es un estudio cuidadoso del texto; es una investigación diligente para extraer el significado correcto; es un análisis sincero y agudo de lo que dicho escrito dice. Escudriñar es poner empeño para desentrañar lo que La Biblia dice. Toda inteligencia y sentido común es puesto en acción para comprender qué es lo que La Biblia dice. Y eso es lo importante. Escudriñar no es ir a Las Escrituras con mis ideas personales o prejuicios religiosos para hacerle decir lo que, en mi mejor saber y entender, ella enseña. Escudriñar es simplemente encontrar aquello que siempre estuvo allí y yo no me di cuenta. Es darnos en la cara con lo que Dios nos quiso decir desde siempre.
Confesémoslo abiertamente. En la época del pluralismo de ideas, donde cada quien tiene su propia opinión, es una tarea poco común. Todos opinan, especialmente muchos maestros a quienes podríamos llamar de “maestros de sabiduría universal”. Parecen tener respuesta para todo. Y así estamos. La Biblia no condena no saber. Pecado es ser terco por no querer aprender.
Es muy bueno tener ideas propias y es malo anularlas porque sí no más. Debemos promover que todos piensen por sí mismos. Pero debemos promover que se haga con honestidad, inteligencia y sentido común. No una docta ignorancia sino un aprendizaje continuo.
« Nada enriquece tanto los sentidos, la sensibilidad, los deseos humanos, como la lectura. Estoy completamente convencido de que una persona que lee, y que lee bien, disfruta muchísimo mejor de la vida, aunque también es una persona que tiene más problemas frente al mundo. » Mario Vargas Llosa
Por ello La Biblia tiene su lugar en nuestro saber, su derecho a ser escuchada. De hecho, los contemporáneos del Señor Jesús eso pensaban. Se nota porque él les dice “a ustedes les parece que en ellas tienen la vida eterna”. Han considerado Las Escrituras y claramente ellas dan evidencia de que es fuente de vida. Quienes sinceramente atienden al mensaje bíblico descubren que es un libro único. Los grandes escritores nunca lo obviaron.

«La Biblia es para mí El Libro. No entiendo cómo alguien pueda vivir sin ella, sin que se empobrezca, ni cómo uno pueda ser fuerte sin esa sustancia, ni dulce sin esa miel.» Gabriela Mistral

«La Biblia no es un mero libro, sino una creación viviente, con un poder que vence a todo cuanto se le opone.» Napoleón Bonaparte

«Leída cuidadosamente, la Biblia es la fuerza más potente para el ateísmo jamás concebida.» Isaac Asimov
La Biblia es fuente de vida. ¿Por qué decimos esto? Porque nos lleva a Jesucristo. Dios ha querido otorgar a los seres humanos exclusivamente por medio de él la vida eterna. De su pasión aprendemos que somos pecadores, de su muerte aprendemos que tal pecado merece ser enjuiciado, y de su resurrección aprendemos que Dios ha desviado el castigo en Jesucristo. La lección mayor de la cruz es que hay oportunidad para empezar de nuevo, de nuevo con Dios.

«El famoso inventor Benjamín Franklin fue enviado como embajador a Francia. Francia se hallaba paralizada por el veneno del ateísmo. El señor Franklin fue invitado a unirse a una sociedad atea de hombres literatos para el exterminio de la Biblia. El se unió. Pronto le llegó su turno de leer una producción literaria ante la sociedad de ateos. El señor Franklin tradujo el francés y leyó, de su propia escritura a mano, la historia de amor de Rut y Booz.
Cuando el señor Franklin terminó, y todavía se le aplaudía, el presidente dijo:
- Doctor Franklin, esa es la más grande historia de amor jamás escrita en cualquier idioma.
- De nuevo los miembros aplaudieron. El presidente agregó:
- Doctor Franklin, esta sociedad le pide a usted el derecho de publicar su historia de amor, y de darle la mayor circulación posible. ¿Podemos publicar su historia de amor?
- El señor Franklin respondió: Lo siento, no les puedo dar el derecho a publicar mi historia de amor.
- El presidente le preguntó: ¿Por qué no podemos publicar su historia de amor?
- Porque ya ha sido publicada.
- Entonces, ¿podemos saber dónde fue publicada?
- El señor Franklin se levantó, sacó de su bolsa un libro, lo puso en la mesa y dijo: En esta Santa Biblia que ustedes quieren destruir.
- Esa declaración fue un golpe maestro que rompió la columna vertebral de la sociedad de ateos, y le dio a Francia otra oportunidad en el mundo. La Biblia es indestructible.»

"Ninguna ciencia está mejor autenticada que la Biblia.» Isaac Newton

Lée atentamente Las Sagradas Letras, con disposición a ser cambiado por ellas, y verás la vitalidad transformadora de Dios.

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